Es día de cierre: me quedo dentro.
El cartel en el escaparate:
Tarde de inventario.
Los cuchillos en la cocina,
los besos en las buenas noches.
Me encierro dentro hasta que las aguas
se separen de los cielos.
Mañana de inventario para olvidar todo,
contabilizar los extravíos, robos y mentiras
y recordar la certeza de que los fantasmas existen.
Lo que no existen son los vivos,
cuerpos entregados que se acuestan con sus amos,
violadas, adulados, compradas, abollados.
Es día de cierre porque todo se me queda dentro.
El mundo inhóspito, los vivos crueles:
sus cánticos, sus mataderos,
luz de gas como piedra de moler,
el recordar la certeza de que las amantes
sólo vienen si se las invoca
aunque no se recuerde ya las palabras ni las maneras,
porque después de ti, las iglesias suenan todas huecas
son sólo tablas, madera de crucificar santos.
***
CARLOS ZANÓN
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