Te amé sin que yo lo supiera,
y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna
a robar tu retrato. Pero yo ya sabía cómo era.
De pronto, mientras ibas conmigo,
te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques,
el fuego es tu reino.
Pablo Neruda
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